viernes, 20 de marzo de 2015

Ni hoy ni nunca


Volvió la tormenta y se trajo consigo
un buen huracán.


Estoy harta de ti y de tu forma de venir. Harta de que me hables entre amenazas y reproches por lo que hago o dejo de hacer, por lo que crees que hago y por lo que supuestamente te dicen que estoy haciendo. ¿Quién te crees que eres? ¿Quién te piensas que soy? 

Estoy harta de que vengas como un vendaval y destruyas todo lo que había construido sin ti. Que ni te pares a pedir perdón ni a decirme un triste "lo siento por acabar con todo". Porque en el fondo para ti es mejor que viva entre la miseria que dejaste. Te encanta verme recogiendo los pedazos de lo que un día hubo entre tus manos. Prefieres verme sola a verme feliz. Pero no sé de qué me sorprendo, siempre me repetías que no podrías verme con otra persona.



Estoy cansada de vivir en el "hoy no, pero mañana tal vez". Que ni hoy ni nunca, porque las personas no cambian y tú me lo has demostrado día tras día. Que ya no me sirven tus disculpas por lo que hiciste o dijiste, fuiste tú quien lo decidió. Y que no, hoy no, hoy ya me he cansado de ser la tonta que perdona insultos y faltas de respeto, la que se levanta del suelo para abrazarte y que la perdones, mientras recibe otro empujón más. ¿Perdón? ¿De qué?

Estoy cansada de quererte y de querer hasta doler. Porque es así, te quiero, pero hoy ya no sirve. No importa cuánto tiempo pase desde la última vez que te escuché decir que me querías, porque amor no es lo que faltó. Te quise y me quisiste como a nadie, como nunca y posiblemente, como nunca volveremos a querer. Pero faltó comprensión, tacto y respeto. Me enseñaste el lado más dulce de ti entre gritos y caricias, una combinación única que no quiero volver a repetir. No tengo suficiente fuerza para aguantar el desequilibrio mental que me provocas: ahora te quiero, luego te grito y mañana te regalo el mundo.


No puedo seguir con este ni contigo ni sin ti del último año. Estoy harta de creer que hay un tal vez, una oportunidad entre un millón, cuando todo es simplemente un oasis de recuerdos. Una montaña bien apilada y ordenada según la fecha y la importancia es lo único que queda. Espero que cuando te vuelva a ver sonrías, que tengas la boca tan abierta que pueda apreciar toda tu dentadura, porque así sabré que eres feliz. En el fondo es lo que siempre he querido, tu felicidad por encima del resto de cosas, incluso por encima de la mía. Y así me ha ido.

¿Eres feliz? -me preguntaste. Creía que mi felicidad dependía de ti, pero ya no, lo siento, hace tiempo que decidí ser feliz con lo puesto, en cada momento y con cada persona. Me has hecho realmente fuerte, más de lo que era, así que gracias. Desde aquí te deseo lo mejor, como siempre he hecho, que tú sí seas feliz de verdad. Que cojas ese camino, sí, ese, del que tanto me hablaste, cógelo y vete. Si vuelves puede que ya no me encuentres, porque yo ya cogí el propio. Nos lo debemos.


Bon voyage





4 comentarios:

  1. Me ha gustado mucho el texto.
    Un besito <3

    ResponderEliminar
  2. Nunca hay que darle a nadie el poder de herirnos y mucho menos de hacerlo una y otra vez quedándonos impasibles. Nadie tiene derecho a hacernos sufrir. Todos tenemos derecho a ser feliz :) ¡Buen texto!
    Un abrazo y pásate cuando quieras :3

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Cada persona es dueña de su felicidad, no tiene que depender de nadie. Muchas gracias por pasarte y comentar, un beso.

      Eliminar